Cicatrices de la esclavitud 167

ESTUDIOS SOCIALES es una revista semestral arbitrada de investigación y difusión científica en ciencias sociales, humanidades y filosofía, editada y auspiciada por el Centro de Reflexión y Acción Social Padre Juan Montalvo, SJ y por el Instituto de Estudios Superiores en Humanidades, Ciencias Sociales y Filosofía Pedro Francisco Bonó. Fue fundada en 1968, como parte del trabajo apostólico de la Compañía de Jesús en República Dominicana. En noviembre de 2018 comenzó a migrar sus archivos con el objetivo de convertirse paulatinamente en una revista en línea. La revista publica artículos sobre temas sociopolíticos, culturales y económicos de República Dominicana y de la región del Caribe. Está abierta a colaboraciones nacionales e internacionales que cumplan con sus objetivos y estándares editoriales.

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Año 55, Vol. XLV

Núm. 167

Enero-junio 2023

ISSN 1017-0596; e-ISSN 2636-2120

Publicación registrada en el Ministerio de Interior y Policía de República Dominicana con el número 5234, el 4 de abril de 1968.

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Secretaría ejecutiva: César Arias

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Los conceptos, juicios y opiniones expresados en los artículos son de responsabilidad de los autores. Los artículos son registrados por ABC POL SCI (Advance Bibliography of Contents: Political Science and Government); Revista Latinoamericana de Bibliografía; Hispanic American Periodical Index.

Impresión: Imprenta Amigo del Hogar

Investigación social que hace historia

ISSN 1017-0596; e-ISSN 2636-2120

Año 55, Vol. XLV, enero-junio 2023

 

     Editorial                                                             3-7

Cicatrices de la esclavitud: un llamado a reconocer y sanar heridas del pasado

Artículos científicos

     Lissette Acosta Corniel                                                    8-38

Elena: escapando para bailar y otros defectos en el Santo Domingo Colonial (1771-73)

Elena: Running to Dance and Other Defects in Colonial Santo Domingo (1771–73)

Elena : Fuite vers la danse et autres défauts à Santo Domingo colonial (1771-1773)

     Amarilys Estrella                                                           39-78

Muertos civiles: Duelo por las víctimas del racismo en la República Dominicana

Civilian Dead: Mourning for the Victims of Racism in the Dominican Republic

Morts civils : Deuil pour les victimes du racisme en

République dominicaine

Rigoberto Andino                                                       79-126

1872 Slave Registry for Mayagüez, Puerto Rico: An Analysis

Registro de esclavos de 1872 para Mayagüez, Puerto Rico:

un análisis

Registre des esclaves de 1872 pour Mayagüez, Porto Rico: une analyse

Ensayos cortos y escritura creativa

José Emilio Bencosme Zayas                                    127-137


Legislación sobre cultura: oportunidades y desafíos

Documentos

Anthony Stevens-Acevedo                                         138-149

Un documento sobre la esclavitud en Santo Domingo

(1706): la “negrita” Manuela

Comentarios y reseñas de libro

Duleidys Rodríguez                                                  150-158

El negro detrás de la oreja de Ginetta Candelario


 

 

Estudios Sociales

Año 55, Vol. XLV-Número 167

Enero-junio 2023

 

EDITORIAL

Cicatrices de la esclavitud: un llamado a reconocer y sanar heridas del pasado

La historia del Caribe infligió marcadas cicatrices en el tejido social y cultural de sus diversas comunidades nacionales. La esclavitud, un capítulo oscuro en la crónica de la humanidad, dejó en esta región un legado de sufrimiento y deshumanización que aún reverbera en sus relaciones sociales. Casi podría decirse que el Caribe fue el laboratorio de lo que hoy conocemos como racismo. Pobreza, violencia y reconocimiento están racializados: solo hay que ver las fotos de las páginas de sociales de nuestros periódicos de circulación nacional.

Incluso la autoestima de los caribeños está afectada por lo que Fanon llamó en su momento «lactificación». Dada su formación psiquiátrica, Fanon quiso explorar los efectos psicológicos y sociales de la colonización en las personas de color. El término lo acuñó en su obra de juventud Piel negra, máscaras blancas. Entendía por tal el proceso de blanqueamiento cultural o asimilación conflictiva de las normas y valores de la sociedad colonial por parte de los individuos colonizados. En concreto, su punto de referencia y de partida era la experiencia colonial del Caribe, específicamente, su Martinica natal.

El concepto novedoso de «lactificación» creado por Fanon puede servir de pista para sensibilizarnos acerca de las cicatrices que ha dejado la esclavitud en el Caribe. Los individuos colonizados tienden a buscar vergonzosamente el reconocimiento del opresor, con el fin de integrarse a un territorio que, si bien ha conseguido independizarse políticamente, no lo ha hecho ni social ni culturalmente. La «lactificación» representa, por lo tanto, una renuncia de los colonizados a su identidad cultural original para adoptar la de la sociedad colonial, a menudo

 

percibida como superior o más valiosa. Por eso, puede decirse que tal proceso comporta una interiorización del menosprecio y crea un campo favorable para el desconocimiento de los derechos fundamentales.

+Los dinamismos causados por la «lactificación» no se quedan en el nivel psicológico o psiquiátrico. Para Fanon, la «lactificación» opera como un mecanismo de dominación cultural que contribuye a la construcción de una identidad alienada de las mismas sociedades descolonizadas, cuya población más numerosa se ve desgajada de su propia historia, de su cultura y de su dignidad, y cuyas élites se sienten ajenas y por encima de estas vicisitudes. Esta dominación sirve de legitimación para las relaciones de explotación económica y hasta para las prácticas bélicas. Ello se puede observar en las formas de organización del trabajo asalariado que conservan muchas de las injusticias del trabajo esclavizado y en la composición étnica de los ejércitos. Dicho en pocas palabras, la «lactificación»  fanoniana es un concepto que describe el proceso mediante el cual los individuos colonizados adoptan las normas y valores de la sociedad colonial en detrimento de su propia identidad cultural y de sus intereses de clase, lo que conduce a una alienación y negación de sí mismos y a su proletarización. He aquí las cicatrices de la esclavitud que escuecen y entristecen la existencia.

En este número 167 de Estudios Sociales, nos sumergimos en las profundidades de estas cicatrices, reconociendo su impacto perdurable y abogando por un proceso de sanación colectiva que pueda aliviar las heridas del pasado. Los artículos que componen esta revista nos mostrarán cómo la historia de la esclavitud en el Caribe es un relato de horror y tragedia, marcado por la explotación despiadada de millones de seres humanos arrancados de sus hogares y transportados a tierras extranjeras para servir como mano de obra forzada en plantaciones y minas. El enfoque de género nos recordará cómo esa explotación incluye la prostitución femenina y la hipersexualización de las negras y mulatas en el imaginario mundial. Durante siglos, la práctica inhumana de la esclavi-

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tud permeó cada aspecto de la vida en la región, dejando una huella indeleble en la identidad caribeña. Pero también, y a ello podría apostarse en auténticas políticas culturales, la esclavitud estimuló la creatividad y la resistencia de los sectores subalternos.

El artículo de Lissette Acosta Corniel «Elena, escapando para bailar y otros defectos», sirve de marco para el conjunto de la revista. No solo estudia la agencia de esta esclava negra vendida como un objeto a fines del proceso de colonización española, sino que resume en sus páginas tres aspectos fundamentales sobre el tema que nos ocupa. Primero, la compleja realidad de las relaciones esclavistas en el Caribe; segundo, la necesidad de abrir un espacio especial en la literatura caribeña a los estudios de la esclavitud en Santo Domingo, por donde esta historia empezó; tercero, la urgencia de crear una metodología especial de estudio desde «el silencio de los archivos», donde el historiador debe recuperar de manera paciente y reconstructiva la voz silenciada de los esclavizados, de acuerdo con los provocativos planteamientos del historiador haitiano fallecido Michel-Rolph Trouillot.

El artículo de Amarilys Estrella nos trae al presente y documenta una de las cicatrices más palpables en la sociedad dominicana actual. Nos habla de los dominicanos de ascendencia haitiana, tildados de negros. Específicamente, estudia a aquellos de estos dominicanos que han decidido luchar por sus derechos organizándose en el movimiento Reconoci.do. La negación total de los derechos se manifiesta en una práctica estatal de desnacionalización que los condena a ser «muertos civiles». En este proceso de lucha, las personas que participan del movimiento Reconoci.do han extendido su lucha por la vida misma: enfrentar las altas tasas de mortalidad de sus comunidades y las estructuras sociales que reproducen el racismo sistémico en República Dominicana. Luchar contra la exclusión social de esta población pone en evidencia otra cicatriz de la esclavitud que se quiere maquillar desde el Estado neocolonial. La perspectiva etnográfica adoptada por la autora pretende poner en evidencia el carácter racista de este conflicto social, que viene a ser sinónimo de impronta histórica esclavista.

Por su parte, el trabajo de Rigoberto Andino nos ofrece una rica descripción de la esclavitud en el municipio de Mayagüez, Puerto Rico. La fecha elegida, de 1872, es clave, pues al año siguiente acabaría el régimen de esclavitud en el territorio borinqueño. Los detalles ofrecidos por esta investigación pueden servir de material de partida para la formulación de conclusiones más matizadas acerca de la esclavitud caribeña como fenómeno social complejo. El autor muestra de manera sugestiva la interacción entre cuatro variables que ayudarían a pensar críticamente la vida municipal: la importancia de la intensidad del trabajo esclavista de acuerdo al tamaño de las plantaciones, la peculiar configuración del espacio urbano y suburbano que esa intensidad produce, las especificidades que se derivan de un enfoque de género y la división social del trabajo en diversos oficios.

Las cicatrices de la esclavitud se manifiestan, pues, de diversas formas en la sociedad contemporánea del Caribe. Desde la persistencia de la desigualdad económica y la discriminación racial hasta la marginalización de las comunidades afrodescendientes, estas heridas del pasado continúan infligiendo sufrimiento en el presente. La injusticia histórica se refleja en la distribución desigual del poder y los recursos, perpetuando formas de represión que obstaculizan el desarrollo y la prosperidad para muchos en la región.

Reconocer estas cicatrices es solo el primer paso hacia la curación. Para sanar las heridas del pasado, debemos comprometernos activamente con la verdad, la justicia y la reconciliación. Esto implica enfrentar valientemente nuestro legado histórico, examinando críticamente nuestras instituciones y estructuras sociales para abordar las inequidades arraigadas que persisten hasta el día de hoy.

La educación juega un papel fundamental en este proceso de sanación. Es crucial que enseñemos la verdad completa sobre la esclavitud y sus consecuencias, desafiando las narrativas simplistas y promoviendo una comprensión más profunda

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y matizada de nuestra historia compartida. Al hacerlo, podemos fomentar una mayor empatía y solidaridad entre los diversos grupos étnicos y culturales que conforman el tejido de la sociedad caribeña. Da vergüenza que nuestras máximas autoridades políticas sigan repitiendo la historia oficial de que aquí la esclavitud no tuvo grandes ecos.

La sinceridad histórica nos invita a trabajar por la reparación de los sectores poblacionales marcados por las cicatrices de la esclavitud. Esto puede implicar la implementación de políticas públicas que aborden las disparidades socioeconómicas, así como programas de empoderamiento que fortalezcan las voces de aquellos que han sido históricamente marginados y oprimidos. La justicia no puede ser verdaderamente alcanzada hasta que se aborden los efectos de las injusticias del pasado de manera significativa y tangible.

En último término, la sanación de las cicatrices de la esclavitud requiere un compromiso colectivo con la construcción de un futuro más equitativo y justo para todos los habitantes del Caribe. Al enfrentar honestamente nuestro pasado creamos el escenario adecuado para trazar un camino marcado por la reconciliación, la inclusión y el respeto mutuo. En este sentido, todos los sectores sociales, sin excepción, tienen un papel que desempeñar en la creación de un Caribe donde las cicatrices del pasado se transformen en testimonios de resiliencia y redención.