La Secularidad como Imparcialidad
Secularity as Fairness
Abstract
En las sociedades plurales, o con pretensión de pluralidad de hoy, el tema de la relación Estado y religión no deja de llamar la atención. Las Constituciones con fuertes vínculos liberales, en un sentido clásico y social, de una manera u otra dejan entrever lo complicado que es armonizar las religiones o confesiones con los demás valores de una democracia republicana de índole constitucional. Esto es propio de que el constitucionalismo moderno y contemporáneo en el occidente tiene sus raíces en la idea de que el poder está desacralizado, es decir, producto de la obra del ser humano.
Como esto no dejará de ser en lo próximo, sino que se hace más necesario, debemos rescatar la importancia, de un lado, mantener la libertad religiosa y, por otro lado, asegurar la pretensión de secularidad que el Estado constitucional busca. No obstante, lo que no puede perderse de vista es que las razones impersonales, públicas o con pretensión de independencia que alimentan la deliberación pública son esenciales. Esto no significa que los impulsos o una que otra motivación derive de una posición personal confesional o no-confesional. Lo que significa que para garantizar esto, más los principios constitucionales esenciales como principios de justicia, la pretensión de secularidad como imparcialidad no solo garantizan que el Estado no deje de reconocer su incompetencia en temas confesionales. Que la sociedad se desenvuelva en la multiplicidad de ideas como seres libres e iguales, pero, ante nuestros propios excesos, recurrir a los principios de justicia de las esencias constitucionales para zanjar diferencias, requiere de un lenguaje secular para preservar la igualdad entre los libres.
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